Homenaje para Ojos y Morro

Podrí­a mentir y decir que yo te elegí­, pero serí­a eso, mentir, fuiste tú, el que me eligió a mí­, la primera vez que te vi, te abalanzaste sobre el cristal, sin duda fuiste tú, el que escogió.

De pelo prácticamente todo blanco, alguien dijo que eras dorado, sin duda de oro eres, con dos grandes y redondos ojos y un inquieto morro, Ojos y Morro negros sobre oro.

Cuando entraste en mi vida eras pequeño, muy pequeño, siempre bromeaba diciendo que solo ocupabas una rachola y que te podí­a coger con una sola mano, en poco tiempo seguí­as siendo pequeño, pero ya lo ocupabas todo.

Te cuidé lo mejor que supe, aunque, perdona, muchas veces me equivoqué, tengo un recuerdo tuyo en el í­ndice de mi mano izquierda de una de esas equivocaciones, recuerdo que me sangró y me dolió, pero en aquel momento no lloré, era un justo castigo por haberte hecho daño, la herida dejó de dolerme y dejó de sangrar, pero desde hace unos dí­as cada vez que veo la pequeña cicatriz que quedó, lo que no pudo hacer el dolor y la sangre, lo puede hacer ahora el recuerdo y se me cae alguna lágrima.

Te cuidé lo mejor que pude y tú me premiaste con trece años, dicen que el trece da mala suerte, para mí­ ya no, dicen que tus años valen por siete de los mí­os, para mí­ ya no, tus trece años van a ser un recuerdo para toda mi vida.

Gracia por haberme escogido.

El dí­a 20 de agosto del 2010 murió mi coker Kuky, yo le llamaba “Ojos y Morro” o “un ladrón de corazones”.

No es un adiós, es un te quiero. Barcelona, 26 de agosto del 2010.

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