La historia de mi perrita Izzy

Mi perrita Izzy

Izzy llegó a nuestras vidas como un favor hacia un amigo de mi papá. Se suponí­a que í­bamos a cuidar de ella por unos dí­as, pero desde el primer momento que la vimos nos enamoramos de su ternura, era una cosita pequeña de un mes que apenas y abrí­a los ojos, de color blanco y nos preguntábamos que raza era, el muchacho que la dio en adopción aseguraba que era labrador, pero con el paso de los meses nos dimos cuenta que no, ella es, bueno, es un amor que no tiene raza, al menos no una conocida.

Al momento que iba creciendo tratábamos de encontrarle un parecido con alguna raza, quien era su mama y su papa y así­ poder hacer la mezcla que la hizo tan especial, pero nos dimos por vencidos.

Es una perrita hermosa, tan gentil y leal pero tan traviesa que no tienen idea, tiene unas patas largas que la hacen correr como correcaminos y cuando se sale de la casa es un tormento tratar de alcanzarla, muy juguetona y amorosa, pero le ha sacado más de un par de canas verdes a mis papas, a mordido el sillón, sandalias, ropa y cuando se dirigen a regañarla ella pone una carita tan tierna y les da la patita para pedir disculpas, claro que con eso nos convence a todos.

Acaba de cumplir un año hace unos dí­as y cada vez se vuelve más juguetona, y nos hemos dado cuenta de que es inmortal (así­ la llamamos a veces). Mi mama dice que tiene sangre de la calle que por eso es resistente y a veces pienso que es verdad, le encanta estar en la calle con los otros perros de la colonia y por más que trato de que no se salga siempre encuentra una manera de salir, incluso pusimos un cable por la reja para que no se saltara hacia fuera y ¿saben lo que hizo?, busco una parte de la reja que conecta con la casa del vecino y ese fue su escape, pareciera que escalara la reja, sus patas tan largas hacen que salte como deportista olí­mpico y nos hace más difí­cil la tarea de mantenerla dentro, nos encanta que se divierta pero también debe de entender las reglas de la casa y cuando es hora de jugar.

De todo le ha pasado a mi pequeña por andar de traviesa, al saltar las rejas se a raspado varias veces y uno pensarí­a que entenderí­a la lección, pero parece que entiende todo lo contrario, hace como dos semanas me encontraba paseando en el parque a mis otros dos perritos, la deje en casa porque iba sola y me superan en número sin mencionar que no tiene correa ; se podrán imaginar el porqué, la rompió a mordidas la traviesa, el punto es que mi hermana decidió ir con nosotros y sacarla sin su correa al momento de estar caminando en el parque se comporta muy bien el único peligro es al cruzar la calle. Del otro lado de la acera veí­a a mi hermana llamándola para poder cargarla y así­ cruzar la calle con ella en brazos sin embargo Izzy no le hací­a caso, yo solo las veí­a y pensaba que no vaya a salir corriendo hacia la calle y eso fue exactamente lo que hizo, que momento tan horrible pase al verla correr a toda velocidad tratando de esquivar los carros cuando de repente escucho que un carro la golpeo.

Ese sonido tan fuerte que rompió mi corazón por unos segundos, no se lo deseo a nadie, me sentí­ aliviada al ver que se levantó deprisa y salió corriendo en dirección a la casa, de inmediato tome a los otros perritos y nos dirigimos hacia ella deprisa, en el camino de las tres cuadras del parque hacia la casa solo podí­a pensar en que le pasarí­a, si traerí­a algún golpe, sangre por su cara, alguna fractura todo eso se me vení­a a la mente porque si hubieran visto la velocidad a la que iba el carro que la golpeo no entenderí­an por qué seguí­a viva, yo aún no lo entiendo.

Cuando llegamos a la casa ella nos recibió saltando como siempre y yo estaba tan sorprendida de que no anduviera cojeando o tuviera algún golpe visible, solo la veí­a con asombro, la tome en mis brazos y la revise de pies a cabeza, tení­a un golpe en la parte de arriba de uno de sus ojos por la ceja, un pequeño chipote y una leve en su pecho, yo estaba tan sorprendida de que no se quejara de nada y solo recordaba la velocidad a la que iba el auto que estoy segura que si una cabeza humana choca con la defensa de algún auto a esa velocidad la destruye, me sentí­ tan aliviada al verla jugar con sus hermanitos y que no se quejara de nada, no sé si la adrenalina del momento la hizo levantarse de prisa y que no sintiera dolor alguno y el pequeño golpe en su cabeza no fue nada comparado a lo que me imaginaba que tendrí­a dada la velocidad que llevaba aquel carro, desde ese dí­a la llamo inmortal y espero que se le quite un poco lo traviesa después del susto que se dio o al menos no corra en la calle, esta es la historia de mi pequeña mestiza la cual espero tenerla muchos años más llenándonos de amor como lo hace dí­a a dí­a.

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